viernes, 22 de agosto de 2014

herencias























“Somos la suma de todos los que nos precedieron, de todo lo que fue antes que nosotros, de todo lo que hemos visto. Somos toda persona o cosa cuya existencia nos ha influido y a la que hemos influido. Somos todo lo que ocurre cuando ya no existimos, y todo lo que no habría sido si no hubiéramos existido”.

De repente han llegado a mis manos algunos tesoros antiguos que han estado durante mucho tiempo guardados, casi olvidados. Unas banquetas del taller de sastrería del abuelo, vajillas del tío, alguna taza, un pequeño frutero...
He limpiado las banquetas, he lavado los platos y he buscado un sitio para todo. Me gusta dar nueva vida y nuevo uso a estas cosas que algún día estuvieron en las manos de personas queridas. 
Nunca hubiera elegido una vajilla de flores y mucho menos de color rosa, ni unas tazas de porcelana con rayas doradas pero de alguna manera todo esto también tiene algo que ver conmigo y agradezco mucho mucho el cuidado con que todo ha sido tratado hasta conseguir llegar aquí.
Y como siempre un gracias enorme  a la tía Mª Rosario, la gran conocedora de historias de la familia, que siempre consigue dar un sentido especial a cada pequeña cosa.


8 comentarios:

  1. Una frases muy bonitas y verdaderas, con las que comienzas esta entrada.
    Yo también acabo de heredar algunas cosas que eran de mi abuela. Cosas pequeñas, sin valor material, pero muy importantes e irrepetibles para mí, porque cada vez que las veo me recuerdan a ella.
    A mí tus platos y demás objetos heredados me parecen preciosos, aunque eso es lo de menos,
    Un beso.

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    1. Gracias Esther! Mi casa es ya una especie de cambalache pero es un placer poder vivir con cosas tan viejitas que llevan tantas historias detrás. Cosas extrañas y hermosas a un tiempo, verdad? Me alegra que a ti también te hayan llegado algunas, ya nos las enseñarás!

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  2. cômo me gustan!!! en espanya no hay mucha cultura de reutilizar y lo vintage, a mî al principio cuando mi suegra me ensenyaba cosas antiguas las veîa como viejas, pero poco a poco he ido descubriendo ese mundo y me encanta. esa vajilla es genial, como dices yo tp la hubiera comprado, pero en realidad tenerla es un tesoro! y esos asientos, como los de mis abuelos...
    besos

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    1. Me alegra que te gusten estas cosas antiguas, casi todas tienen un algo que las hace especiales. No importa si feo o bonito son simplemente diferentes, con carácter y eso me encanta. Gracias por pasar, mirari, un beso!

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  3. Comparto todo lo que dices, Rosa. Y me gusta mucho la cita que has puesto. ¿Sabes de quién es?

    Es importantísimo el poder evocador de los objetos. Parece que guardan el alma de las personas que los utilizaron en el pasado ¿verdad? Yo estoy empezando a comprender mejor cuáles hay que conservar y de cuáles hay que deshacerse, porque algunos también transmiten malas vibraciones, sí...

    +besos

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    1. Te contesto tarde pero acabo de llegar de unas vacaciones sin móvil y sin conexión, disculpa,
      La cita la leí en un artículo de Javier Marías http://javiermariasblog.wordpress.com/2014/02/16/la-zona-fantasma-16-de-febrero-de-2014-almanya/
      y él no tenía claro si era auténtica. Te dejo el enlace, habla de una película también muy recomendable.
      Me hace gracia lo de los objetos con malas vibraciones porque me parece que esto ocurre, lo que pasa es que yo creo que de entrada ya no nos gustan, hay algo que nos distancia de ellos, ni siquiera nos apetece guardarlos en un armario.
      Un beso, Montse!

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  4. A mí me cuesta horrores darles uso, tengo claro que es lo que debería hacer, pero me dá pena que se estropeen por el camino... pero ahora que cada vez ocupamos más sitio las personas tendremos que ocupar menos sitio con las cosas y quedarnos con lo importante para todos los días, así que ahí estarán las herencias en nuestro día a día :)

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  5. Anda...! Pues yo te hacía recicladora, muy de usar todo, también lo que ya pasó por otras manos.
    Estoy de acuerdo contigo, yo ya he echado la casa por la ventana y utilizo lo que me gusta que me acompañe cada día. Cuando se acabe, se acabó. Pero mientras, lo disfruto, no quiero tener nada en los cajones ni comprar algo nuevo y vulgar mientras tengo cosas dormidas a buen recaudo.
    Te cuento esto y me doy cuenta que no es cierto del todo, que tengo estantes repletos de telas, libros. cosas y más cosas....pero bueno, esa sería la idea!
    Un beso, Raquel!

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