Domingo casero, de otoño ya, pero todavía con calor.
Las últimas flores del galán de noche siguen perfumando con tal intensidad que puede llegar a abrumar, pero no a nosotros, que disfrutamos mucho de sentir ese olor especial nada más entrar en casa. El galán lo plantamos cuando vinimos a vivir aquí, y es la única planta que se ha reproducido espontáneamente. Ahora ya tenemos cuatro altísimas y frondosas, regalando su aroma mientras las temperaturas sigan siendo cálidas.
J. nos hizo una paella, todavía sin alcachofas, pero muy muy rica.
Aproveché para cambiar la funda del sofá, quedaron serias y otoñales, me gusta que en casa se note el cambio de las estaciones. Básicamente las mismas cosas, pero colocadas de otra forma y con algún toque de color diferente. De momento, a pesar de la seriedad, me gusta el cambio.
También hubo muchos hexágonos y muchas uniones de hexágonos, pero eso, mejor os lo enseño otro día.
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