El verano pasado una mujer maravillosa que tiene una huerta junto a la playa me dio un trozo de periódico que envolvía un puñado de semillas secas. Me oía suspirar y alabar sus flores cada vez que compraba verduras y decidió compartirlas conmigo. En primavera las plantamos en un trozo de tierra sin saber muy bien cómo y sin mucha esperanza, pero mira, la vida a veces nos sorprende, y de un puñado de semillas han nacido un montón de flores que nos han a acompañado durante todo el verano.
Se llaman zinnias y me han alegrado cada mañana con su explosión de color y su generosidad, cada día nacían más y más, ha sido precioso.
No conocía estas flores y este verano aquí y aquí andaban también cultivando y disfrutando de las zinnias. Ayer corté las últimas flores, las dejaré secar y esperarán en una caja de cartón a que llegue la próxima primavera. Estamos agradecidos, esperaremos.
Yo este año he estado bastante desanimada con las flores, sólo un par de ellas en unos geranios que me dio la vecina y unos gladiolos de los que se ha abierto ahora el primero. Entre la perra y las gallinas el jardín parece el desierto, no sé siquiera si hacer planes para el año que viene,...
ResponderEliminarRaquel, si te animas yo te envío un paquetito con semillas y ya verás qué de flores tienes el año que viene...me escribes y te lo mando!
EliminarSeñoras desesperadas
ResponderEliminarSi que desesperación no crezcan las flores. Eso si es un problemon y no lo que se ve en la tele. Serán idiotas los que no tienen trabajo o las maltratadas o los accidentes..... preocuparse por eso si la solución esta en plantar zinnias
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