Que en uno de los días más calurosos del verano haya gente dispuesta a subir a una montaña para que yo pueda fotografiar la luna es uno de los regalos más bonitos que me han hecho. Fue una reunión en la cima, con puesta de sol, con luna, con brindis, estrellas y risas. Una noche mágica, un momento que voy a guardar como un tesoro.
qué preciosas fotos, y seguro que una noche maravillosa
ResponderEliminarNo me extraña que se prestasen voluntarios. Es magia pura. Y has hecho unas fotos maravillosas.
ResponderEliminar+besos