Nunca tuve una silla de playa, simplemente me tumbaba sobre la toalla en la arena, y nos reiamos un poco del tema sillita, más dominguero y carrozón. Hace ya tiempo que observo sus ventajas, sobre todo desde que empecé a tejer y me encanta hacerlo frente al mar. Buscaba una silla de playa, pero no me decidía. Hoy P. y A. han venido a recogernos para ir a la playa, y me han regalado una silla roja. Estoy encantada.
P. y A. saben que son dos amigos muy queridos, pero hoy aún les quiero un poquito más.
NOsotros tambien te queremos. Nos gusta mucho tu Blog. P y A
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